martes, 9 de septiembre de 2008

Pueblo iraní atrapado en una doble vida

La represión y el extremismo impulsados por el actual gobierno iraní provocan una vida de apariencias dentro de la población. La periodista Catalina Gómez describe cómo es la vida en Iraq.



La periodista colombiana Catalina Gómez viajó a Iran, se inscribió en una universidad para estudiar persa y vivió de cerca la realidad de un pueblo sin libertades. Éste es el relato de los ochos meses que vivió bajo las normas de la ley islámica.



Aunque visto la gabardina negra y el maqhnae —el pañuelo tradicional iraní que cubre el pelo, el cuello, los hombros y sólo deja al descubierto el rostro—, siguen reconociendo que soy extranjera cuando camino por la calle”, le dije un día a una de las actrices jóvenes más famosas de Irán, mientras tomábamos un té en la terraza de su casa de campo. Ella respondió: “Podrías pasar por una iraní sin problemas, porque tienes cejas y ojos grandes. Pero la diferencia es que todavía tienes color en tu cara y luz en tus ojos. Si vives dos años aquí seguro ya nadie te mirará como una extranjera”.

Debo confesar que no me sonó descabellada su respuesta. Después de ocho meses de vivir en Irán había llegado a la conclusión de que estaba en un país entristecido. Un país donde después de casi 30 años de Revolución islámica —que se cumplirá en 2009—, la mayoría de la gente ha perdido la esperanza de vivir de una manera diferente y las ganas de luchar por un cambio de sistema de gobierno que les dé más libertades.

De nada vale que parezcan felices, que les encante conversar con los extranjeros y que se les vea en los cafés o en los parques haciendo picnic y disfrutando en familia o con amigos. “Eso es apariencia”, ratificaron varios psicólogos con los que hablé sobre el tema, “en Irán hay gran infelicidad”.


Los iraníes son una sociedad que históricamente ha estado reprimida y su última gran lucha por lograr un cambio fue la Revolución de 1979 que surgió de una gran movilización de los estudiantes, académicos e intelectuales.

Después de haber puesto en riesgo su vida, gran parte de las personas que habían luchado se dieron cuenta de que no habían ganado libertades, que habían quedado, al menos, en el mismo punto donde empezaron su lucha. Esto ocasionó un desengaño en gran parte de la población que optó por darle la espalda a la política, y recurrió a un mecanismo de supervivencia muy claro: tener una vida pública y otra privada.

De esta manera evitaban tener problemas con el Gobierno sin renunciar a su antiguo estilo de vida. Fue así como las señoras de clase alta, que antes iban vestidas de Chanel y lucían lujosas joyas, se cubrieron con gabardinas anchas y largas que las hacían pasar desapercibidas en cualquier parte. Los señores que antes tomaban whisky y fumaban puros en los bares, pasaron a reunirse en las casas.

Fotografías tomadas de las siguintes páginas respectivamente: http://www.infobae.com/adjuntos/imagenes/50/0105034B.jpg
http://newsimg.bbc.co.uk/media/images/44060000/jpg/_44060574_revolucion1ap203bd.jpg

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1 comentarios:

A las 10 de septiembre de 2008, 13:16 , Blogger Gabriela Mayorga López ha dicho...

C/ práctica A = 3,5%

 

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