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Entramos a la universidad deseando estudiar periodismo. Investigar y contar historias eran nuestras grandes aspiraciones. Pero alguien nos sorprendió con un plan de estudios que decía que antes de hacer eso teníamos que pasar dentro de las aulas durante casi 3 años. No fue molestia al principio. Lo que pasaba era que no sabíamos que muchos cursos de esos semestres repitieron contenidos una y otra, y otra vez.



Al final de la carrera fue cuando nos topamos con bloques completos de nuestro énfasis. Tal vez, nuestro plan ideal hubiera sido uno en el que la preparación abarcara por igual una especialidad y la integralidad que representan los cursos de comunicación social.

Este año la Escuela de Comunicación de la UCR enfrenta un reto: reestructurar el plan de estudios. ¿Pero cuál es la moda que va a seguir? ¿Especialización o estudios integrales de comunicación? ¿Quién define ese límite?

Como actuales estudiantes de esta Escuela pensamos que nuestra formación debe basarse en un equilibrio entre ambas tendencias. En los cuatro años que tenemos de pertenecer a ésta hemos visto cómo los cursos integrales de comunicación social representan la mayoría de las asignaturas: es hasta cuarto año que nos dedicamos enteramente a nuestra especialidad.

¿Por qué tantas Teorías de la Comunicación? ¿Por qué tan seguidas? ¿Por qué tantos cursos de lecturas extenuantes que no sirven para nada? O aquel curso, que nunca entendimos para qué servía, interesante, pero no para cuatro meses de tiempo perdido…

Aunque nos parece indispensable la formación humanística y social que la escuela nos ha brindado, creemos que un mayor balance con cursos especializados harían de la nuestra una formación más sólida. Para muestra un botón: las tendencias actuales apuntan hacia un auge del periodismo digital y nuestros conocimientos al respecto son casi nulos al llegar al único curso que trata la materia.

¿Será que la escuela está rezagada? ¿Será que pudieron habernos preparado mejor y no lo hicieron? La realidad laboral nos lo contestará.

Mientras tanto, creemos que un cambio en el plan de estudios beneficiará a la próxima generación de comunicadores y a un buen ejercicio de la profesión como tal.